El establecimiento Rincón de Corrientes se fundó en octubre de 1985 a partir de la compra de 58.000 hectáreas en Concepción del Uruguay. Años más tarde, la empresa adquirió otro campo de 3400 hectáreas en América, provincia de Buenos Aires, con el objetivo de recriar y engordar la producción de terneros del norte. Aunque la firma participa de CREA casi desde sus orígenes, tanto en una como en otra región, actualmente solo lo hace como miembro del grupo Corralero de la región Oeste Arenoso.
Hasta acá, nada muy diferente a lo que puede verse dentro del amplio abanico de empresas que son parte del Movimiento CREA. Sin embargo, Rincón de Corrientes tiene una particularidad: desde hace cinco años lleva adelante un manejo “holístico” de sus pastizales. “Sin dogmas ni fanatismos, encontramos una manera de manejar el campo que se adecua mucho a nuestras necesidades y a nuestra visión de empresa”, asegura Santiago Angelillo, administrador de la firma.
¿En qué consiste este particular enfoque? ¿Cuáles son sus ventajas y resultados? Un acercamiento a esta mirada integral de la ganadería, de la mano de uno de sus protagonistas.
Una manera de describir el “holismo” –explica Angelillo− es que todo en la naturaleza funciona en términos de “enteros”. Un entero está conformado por diferentes aspectos que es imposible separar o reemplazar sin alterar la unidad original, de la misma manera que es imposible controlar un solo aspecto sin causar impacto sobre los demás.
“El manejo holístico es un modo de considerar a la empresa que involucra tres aspectos, todos igualmente importantes: el económico, el ambiental y el social. La combinación de negocio, biología y personas es muy compleja, y requiere este enfoque para ser sostenible; por eso ninguna decisión puede ser tomada de manera unilateral: todas tienen que estar en consonancia con la visión de la empresa.
−El triángulo de la sostenibilidad es un objetivo perseguido por muchas empresas, pero ustedes lo han hecho propio a través de un enfoque que lo sistematiza…
−Había leído algunos artículos de Allan Savory (ganadero, ecologista), hasta que un día vi una charla TED donde se describían aspectos muy interesantes del enfoque holístico. Cuando nos interiorizamos, hallamos una metodología de trabajo que se adecuaba mucho a nuestras necesidades y que, una vez planteada, fue aceptada inmediatamente por los propietarios de la empresa.
Este sistema permite regenerar los pastizales logrando suelos biológicamente más activos con un mínimo nivel de insumos. Como resultado, se incrementan la producción de forraje, la carga animal y la rentabilidad, al tiempo que se secuestra carbono, contribuyendo a mitigar el cambio climático.
En el video, Savory menciona que una importante amenaza para la actividad reside en la imagen que se tiene respecto del efecto nocivo de los bovinos por la emisión de metano, responsable en parte del efecto invernadero. Creo que este es un tema que se debe tomar muy en serio y que si se lo encara de la manera correcta, puede constituir una oportunidad para los ganaderos.
−¿Eso fue lo que los alentó a implementarlo?
−Nos preguntamos: ¿cómo podemos mejorar la productividad del campo, el negocio y la calidad de vida de las personas que trabajan con nosotros? Y encontramos en este enfoque una motivación para hacerlo.
Además, al cursar el Programa de Dirección de Empresas Agropecuarias de la Universidad de San Andrés encontré similitudes con lo que plantea Savory, solo que él incorpora el componente biológico. Dicho en criollo: el manejo holístico sería como aplicar el management a la biología.
Durante su estadía en África, Savory se dedicó a observar los movimientos de las grandes manadas de herbívoros. Advirtió cómo se movían cada vez que un depredador ingresaba en el área, agrupándose por protección, pisoteando el suelo y las plantas. “En ese proceso, la capa terrestre se rompe y las partes vegetales muertas son incorporadas al suelo, donde se descomponen rápidamente dando lugar al crecimiento de nuevas plantas. Entender esto induce a utilizar los animales de manera tal que imiten el impacto de las grandes manadas silvestres para mejorar la salud del suelo. El suelo desnudo es nuestro enemigo número uno; por eso buscamos tener un sustrato dinámico, con la mayor actividad biológica posible: con cobertura, raíces vivas, hongos, insectos, carbono, etcétera”, subraya.
−¿Cómo se aplica ese concepto en el día a día de un planteo pastoril de cría?
−Hoy tenemos siete células, es decir, siete grupos de potreros que se dividen con alambrado eléctrico, por los que rota un determinado grupo de animales, de entre 1200 y 1700 vacas.
Durante la etapa de crecimiento del pasto, los animales permanecen entre cinco y siete días en cada potrero. El objetivo es que no estén allí más de tres jornadas seguidas, ya que se busca que las parcelas descansen entre 55 y 110 días, según el nivel de degradación o desnudez del suelo. En esta etapa es necesario lograr un balance y que cuando los animales regresen a ese potrero no esté pasado, ya que las especies de la zona pierden mucha calidad. Lógicamente, la cantidad de potreros y su tamaño influye notablemente en el impacto que genera el animal y en los días de descanso que se necesitan. Además, tratamos de no utilizar el fuego, excepto en situaciones puntuales.
Para desarrollar este esquema es necesario contar con personal capacitado, ya que cualquier error puede generar pérdidas de la condición corporal de los animales, y por ende, pérdidas económicas.
−¿En qué se asemeja o se diferencia está técnica del “pastoreo rotativo” difundido por Voisin?
−El pastoreo rotativo incluye conceptos que aún siguen vigentes. En términos generales, no hay diferencias sustanciales entre un manejo y otro; la clave reside en los días de descanso, en la facilidad de control de los animales y en el tiempo en que se efectúa la evaluación para compararlo con un pastoreo tradicional o continuo. Tal vez por nuestra escala, el manejo holístico trajo aparejados mayores beneficios en lo que respecta al control y a la planificación. Creo que esta es la mejora sustancial que logró Savory teniendo en cuenta los conceptos de Voisin.
−¿Qué lugar ocupan los registros en un planteo como este?
−Durante el proceso se registran algunos indicadores fundamentales, como la condición corporal, el avance de la parición, la mortandad, el consumo de sales minerales, la intensidad del pastoreo, el tacto de anestro, posibles complicaciones, etcétera. Estos datos son clave para el manejo futuro, constituyen el big data del cual nos nutrimos para efectuar futuras planificaciones. Hoy existen, incluso, aplicaciones que permiten registrar toda esta información.
−¿En qué consiste la planificación de pastoreos?
−La planificación propiamente dicha incluye dos etapas: un “plan abierto”, que tiene lugar en la fase de crecimiento del pasto, y un “plan cerrado”, que se da en la etapa en que no hay crecimiento. Su objetivo es administrar el recurso que hemos logrado acumular en el período de plan abierto, mediante el ajuste de la carga. Todos los años, antes del invierno, medimos la disponibilidad de pasto lograda en la etapa de crecimiento, la cual debe ser bien administrada durante el invierno (balance forrajero).
En ambos casos determinamos objetivos, como la producción de pasto al terminar el plan abierto, la producción de terneros por vaca preñada, la fecha de destete, el peso al destete; en definitiva, todos los eventos que sucederán durante el plan, y de este se desprende el presupuesto de insumos.
Una vez identificados los objetivos y los trabajos por realizar, se asigna el personal responsable, acordando con cada uno de ellos su tarea. “Los planes se ejecutan entre todos con la fundamental participación de quienes toman las decisiones en el día a día”, indica.
–¿Cómo resultó el proceso de adopción de este nuevo enfoque por parte del personal?
–Uno de los primeros problemas que encontramos fue la dificultad para mover 1700 vacas recién paridas durante el invierno. En los primeros años, trasladábamos solo a las que aún no habían parido, pero en los últimos años y por consejo del personal empezamos a mover a las vacas con cría, lo que mejoró sustancialmente su condición corporal al ingresar a potreros frescos con buenas reservas de forraje. Entender que no se trata de un simple “arreo” fue determinante: las vacas ingresan solas. Cierta vez, un empleado que no había trabajado con este sistema de manejo holístico llamó por radio para avisar que las vacas “le pedían pasto”, es decir, pedían que las cambiaran de potrero. Esto demuestra el vínculo y la comprensión de lo que estamos hablando”, enfatiza.
−¿Quién los asistió en el proceso de adopción de este nuevo enfoque?
−Nuestro facilitador fue el técnico Pablo Borrelli, quien en ese momento trabajaba con ovejas en la Patagonia. Él nos ayudó a implementarlo, aun sin conocer la zona. Es un excelente técnico que nos abrió la cabeza y aún nos acompaña en la planificación, ya que si bien el resultado es fundamental, es el proceso lo que le da sostenibilidad.
Lo primero es definir la misión y la visión de la empresa, identificar sus debilidades y diseñar el mapa estratégico y táctico, algo que Savory llama “definir las metas holísticas”. Luego viene la etapa de planificación, que se realiza siguiendo una guía minuciosamente detallada, que involucra distintas etapas: la de ejecución, la de gestión y la del control de la gestión, que nos permite aprender y generar información vital para no cometer los mismos errores en el futuro. Porque en definitiva, el manejo holístico no se enseña, se aprende.
Tras cinco años de haber comenzado con el manejo holístico de pasturas, Angelillo asegura observar cambios importantes y muy profundos, fundamentalmente en lo social y en el esquema de organización de su empresa. “La planificación se realiza junto con quienes toman las decisiones, que son los que están en la cancha. Para ello se requiere una comunicación efectiva. Con una buena comunicación, motivación y estímulos, no hay límites para la mejora del sistema y para su propia mejora”, subraya.
Además, al participar activamente en la planificación, el personal comienza a considerarse y a ser una parte fundamental del proceso. “Ya no dicen ‘usted me lo pidió’, ahora señalan ‘nos equivocamos, pero la próxima vez no nos pasará’”, indica el administrador.
Las reuniones con los equipos de trabajo se realizan mensualmente e involucran algunos principios de la metodología CREA. “Primero hay una ronda de novedades, luego se pasa a la etapa de pedidos (“se rompió una tabla de la manga” o “falta una batea en el potrero”) para terminar con la conciliación de la planilla de hacienda, que se envía a Administración”, detalla.
−Las mejoras, ¿también son evidentes en lo productivo?
−Hemos logrado generar casi el doble de pasto que en pastoreo continuo e incrementar casi proporcionalmente la carga, obteniendo más terneros por hectárea (+60%). Para que se den una idea, la superficie útil donde hacemos manejo holístico es de 12.300 hectáreas, con una carga instantánea que llega a 0,86 EV por hectárea en las células más viejas, mientras que al comenzar el manejo no se superaban los 0,50.
También hemos logrado reducir las mermas a un 4,4%, cuando antes, en el mejor de los casos, llegábamos a 7%. Año tras año estamos mejorando los índices de preñez, evidencia de que estamos manejando cada vez mejor los tiempos de pastoreo y destete para que las vacas no pierdan condición corporal.
−¿Qué ocurre con la calidad de los pastizales?
−Hemos logrado que se vuelvan más homogéneos, sin tantas pajas, lo que sin dudas mejora la disponibilidad de buenos pastos. En el pastoreo continuo esto resulta imposible, ya que el animal es selectivo, y además, compite por las especies más valiosas, por lo cada vez hay más pajas y una vez que se pasan, no queda otra que quemar.
Un dato importante es que este sistema ¡casi no requiere inversión! Solo exige usar materia gris, desarrollar una buena comunicación y trabajar en equipo. En nuestro caso, tenemos la gran ventaja de contar con aguadas naturales en todos los potreros, por lo que no se requieren inversiones importantes tampoco en ese sentido.
Fuente: Crea
Comentarios